ENLACE AL POST «FRANCO GANÓ LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN EUROPA PARA LOS ALIADOS» PUBLICADO EN ESTE MISMO BLOG EL 27 DE JUNIO EN CURSO CUYO POST ES UN APÉNDICE SUPLEMENTARIO Y CLAVE PARA LA INTERPRETACIÓN DEL CONTENIDO DE ESTE BLOG.
En marzo de 1979, en su primera visita a la China comunista de Den Xiaoping, el gobernador británico de Hong Kong, a la sazón Murray MacLehose, presentó a Xiaoping la cuestión de la colonia británica de Hong Kong sin que esta cuestión hubiese sido planteada por Pekín con anterioridad a esta visita. No hay la menor duda que el gobernador británico se puso el parche antes de que le saliera el grano. A partir de este momento el «asunto» Hong Kong pasó a formar parte de la agenda del gobierno de Pekín sin ningún otro objetivo que no fuera el de la devolución de la colonia en su totalidad a China.
Corresponde ahora el introducir una corta aclaración del cuándo y el porqué de la presencia británica en Hong Kong que se remonta al año 1842 en que Gran Bretaña derrotó a la China de la dinastía «Qing» en la primera Guerra del Opio [los británicos querían meter opio procedente de la India en China y el gobierno chino se oponía] imponiéndole el vergonzoso Tratado de Nanking, con prolongación en el de Pekín de 18 de octubre de 1860 (Primera Convención de Pekín) y el Convenio para la Extensión de Hong Kong de 1898. Estos tres Tratados relacionados con Hong Kong abarcan conceptos distintos sobre el disfrute del territorio por parte de Gran Bretaña porque, si bien los de 1842 y 1860 otorgaban a Gran Bretaña el derecho sobre Hong Kong en «perpetuidad», el de 1898 se circunscribe a un Tratado de arrendamiento de los llamados «Nuevos Territorios», sin pago alguno de alquiler, por un período de 99 años. A continuación una recopilación condensada del contenido de los tratados relativos a Hong Kong y aledaños.
TRATADO DE NANKIN DE 1842 (Cesión de Hong Kong) [Fuente: Wikipedia]
El gobierno Qing accedió a ceder la isla de Hong Kong a perpetuidad para proveer de un puerto próximo al comercio marítimo británico (Artículo III)»
Isla de Hong Kong –
Tratado de 1842
Dominio a perpetuidad
TRATADO DE PEKÍN DE 1860 (PRIMERA CONVENCIÓN DE PEKÍN) (Fuente: Wikipedia)
La Convención de Pekín (chino tradicional: 北京條約, pinyin: Běijīng Tiáoyūe ) (18 de octubre de 1860), también conocido como Primera Convención de Pekín, fue un tratado entre el gobierno de la Dinastía Qing de China y las tres potencias europeas de Francia, Reino Unidoy Rusia.
El Artículo 6 de la Convención entre China y el Reino Unido establecía que la primera cedería parte de la península de Kowloon, al sur de lo que hoy es Boundary Street, Kowloon, Hong Kong, incluyendo la isla de Ngong Shuen, en perpetuidad al Reino Unido.
TRATADO DE 1898 (CONVENIO PARA LA EXTENSIÓN DE HONG KONG) [Fuente Wikipedia]
FONDO
El convenio fue firmado el 9 de junio 1898 en Beijing. El contrato fue firmado para dar la plena jurisdicción británica de la tierra adquirida recientemente, que era necesaria para garantizar la defensa militar adecuada de la colonia en la isla. Algunos de las primeras propuestas para el uso de la tierra en 1894 incluyó cementerio espacial, de tierra de ejercicio para las tropas británicas y de la tierra para el desarrollo. Seguridad y defensa de la tierra sigue siendo la principal prioridad para el contrato.
CONDICIONES
Bajo la convención de los territorios al norte de lo que hoy es Boundary Street y al sur del río Sham Chun, y las islas de los alrededores, más tarde conocido como los «Nuevos Territorios» se arrendaron al Reino Unido por 99 años de alquiler gratuito, que expira el 30 de junio 1997, y se convirtió en parte de la colonia de la Corona de Hong Kong. Claude MacDonald, el representante británico durante la convención, cogió un contrato de arrendamiento por 99 años porque pensó que era «tan bueno como siempre.»
Alianza de las ocho naciones (ordenadas por contribución):
(A continuación se relacionan las naciones firmantes de los llamados «Tratados Desiguales» que se lanzaron sobre la derrotada China como buitres sobre carroña inerme en el desierto y la ‘picotearon’ a placer en lo comercial, en lo cultural, en lo religioso, con el más vergonzoso despojo de territorio y la introducción del comercio del opio a gran escala, provocando todo ello el movimiento o levantamiento de los Boxer en noviembre de 1899, que se prolongó hasta septiembre de 1901, con consecuencias muy sangrientas para los extranjeros residentes en China y para los chinos convertidos al catolicismo)
Japón
Rusia
Reino Unido
Francia
Estados Unidos
Alemania
Italia
Imperio austrohúngaro
Como hemos podido ver en lo que a Hong Kong se refiere, el Tratado de 1842 y el de 1860 son muy similares, en lo relativo a la permanencia británica en Hong Kong, al que el 11 de abril de 1713 se firmó entre España y el Reino Unido relativo a Gibraltar, con la diferencia, de mucha importancia, que en el de Hong Kong se estipula que Gran Bretaña podría disfrutar de la colonia en «perpetuidad» mientras que en el de Gibraltar se estipula que su disfrute sería «para siempre». No hace falta extenderse mucho en explicar que «perpetuo» es duración sin fin o eterno y que «para siempre» es relativo e impreciso en el tiempo, hecho que, además, no conlleva la transferencia de la soberanía sobre el Peñón junto con el derecho de propiedad. A continuación el Artículo X del Tratado sobre la transferencia de la propiedad de Gibraltar.
Tratado de Utrecht. Cesión de Gibraltar a Inglaterra
Articulo X. 13 de Julio de 1713:
El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno. Pero, para evitar cualquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico, y supone que así se ha de entender, que la dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra. Y como la comunicación por mar con la costa de España no puede estar abierta y segura en todos los tiempos, y de aquí puede resultar que los soldados de la guarnición de Gibraltar y los vecinos de aquella ciudad se ven reducidos a grandes angustias, siendo la mente del Rey Católico sólo impedir, como queda dicho más arriba, la introducción fraudulenta de mercaderías por la vía de tierra, se ha acordado que en estos casos se pueda comprar a dinero de contado en tierra de España circunvencina la provisión y demás cosas necesarias para el uso de las tropas del presidio, de los vecinos y de las naves surtas en el puerto.»
Cabe añadir a lo relativo a su duración que la ocupación de Hong Kong fue la consecuencia de un acto de guerra, (la primera Guerra del Opio) con resultado favorable para Gran Bretaña, y que la ocupación y permanencia en Gibraltar no se encuadra en ese concepto ya que España no estaba en Guerra con Gran Bretaña cuando se produjo la ocupación del Peñón y que la flota anglo-holandesa que la tomó el 4 de agosto de 1704 lo hizo en nombre y representación del archiduque Carlos de Austria, uno de los dos aspirantes a la corona de España cuya disputa al trono dio lugar a la larga Guerra de Sucesión a la Corona de España.(1701-1713; 1714 en Barcelona y 1715 en Mallorca)
No hubo ningún honor para Gran Bretaña en la toma y permanencia en el Peñón, y tanto fue así que los artífices británicos que forjaron esta trama, el ministro del Tesoro (Primer Ministro) Robert Harley y el ministro de Exteriores, Henry St. John, dieron, el primero, con sus huesos en una mazmorra de la Torre de Londres el 16 de mayo de 1715, donde permaneció encarcelado casi dos años hasta finalizado su procesamiento, y el segundo en el exilio pues huyó disfrazado a Francia en el 1715 donde tuvo que permanecer exiliado pues fue extendida orden de procesamiento contra él por traición a Inglaterra, terminando uniéndose como ministro de Exteriores al séquito de Jacobo, el Estuardo pretendiente a la corona británica. Tal fue el deshonor que representó para la opinión pública inglesa que estos dos dirigentes negociaran -a espaldas de sus aliados en la dicha Guerra de Sucesión, llegando incluso a firmar en solitario un armisticio entre Gran Bretaña y Francia por cuatro meses en agosto de 1712- con el Rey de Francia, Luis XIV, abuelo del ya nuevo rey de España Felipe V, quien no dudó en entregar a Gran Bretaña Gibraltar, además de Menorca y otros territorios españoles, a cambio de que no se obligara a Francia a una capitulación sin condiciones y poder así mantener su integridad territorial en el continente sin escisiones.
El rey de Francia, el llamado Rey Sol, consiguió su objetivo de mantener su territorio casi incólume a cambio de imponer a su nieto Felipe V las concesiones territoriales hechas por España que contemplan el Tratado de Utrecht, y Gran Bretaña obtuvo la gran tajada del reparto de los despojos de la guerra pero no sin ensuciar de deshonor a la ciudadanía británica y a la gloriosa campaña militar en el continente, comandada por el irrepetible duque de Marlbourough, «Mambrú», campaña sin parangón en la ejecutoria de ejército expedicionario británico alguno. Los responsables de esta vergüenza nacional británica, los citados Robert Harley y Henry St. John, el primero salió de prisión a los dos años escasos, una vez que el juicio que le fue abierto lo exoneró de culpa en el deshonor británico, aunque jamás pudo volver a tener relieve en la política, y el segundo tuvo que resignarse al exilio en Francia, después de ser declarado traidor a Inglaterra y sólo fue perdonado en 1723 por el rey Jorge I.
Cabe añadir, para más inri al deshonor británico en el cierre del Tratado de Utrecht, que el ejército expedicionario británico enviado a España a combatir a favor del aspirante a la corana de España, archiduque Carlos de Austria, ejército comandado por el prestigioso general británico Stanhope, fue derrotado y apresado en su totalidad por el ejército de Felipe V en la batalla de Brihuega el 8/9 de diciembre de 1710, (rendición absoluta), terminando aquí la presencia de tropas británicas en España en la dicha Guerra de Sucesión. Sólo el hecho de que Gran Bretaña recibiera Gibraltar y Menorca como compensación por una guerra que sus ejércitos habían perdido en suelo español debería ser vergüenza perpetua para cualquier militar británico que se precie como tal. El general Standhope, junto con la totalidad de su ejército, fue dejado libre en 1711, cuando la guerra aún no estaba totalmente concluida, como acto de buena voluntad del rey Luis XIV hacia Inglaterra en sus negociaciones de tapadillo con los dirigentes gubernamentales británicos, hecho insólito el acceder a la puesta en libertad y repatriación de un cuerpo de ejército de élite en una guerra aún inconclusa. (La guerra se prolongó en España hasta septiembre de 1714 en Barcelona y hasta julio de 1715 en Mallorca).
Expuestas las condiciones de permanencia británica en Hong Kong y Gibraltar, así como las circunstancias que propiciaron estas permanencias, procede instalarse en las razones por las que Gran Bretaña decide sobreseer la clausula de «permanencia en perpetuidad» en el caso de Hong Kong y se mantiene inamovible en el proceso de devolución a España de la colonia, no obstante los dictados de las Naciones Unidas en sus Resoluciones número 1514 de 1960, 2353 de 1967 y 2439 de 1968, esta última emplazando a Gran Bretaña a tener resuelta la descolonización de Gibraltar para el 1 de octubre de 1969. Gran Bretaña no se dio por aludida y se aferró a la clausula de «para siempre» y a unos pretendidos derechos de la población de aluvión, aventureros y contrabandistas de la época en su gran mayoría, que desde 1704 se fue instalando en Gibraltar, una vez que su población española autóctona se negara a aceptar la bandería del archiduque Carlos de Austria y se marchara al día siguiente a la conquista, con su alcalde a la cabeza, al pueblo limítrofe de San Roque, donde permaneció hasta nuestros días.
La visita de marzo de 1979 del gobernador de Hong Kong, Murray MacLehose, a Den Xiaoping, mencionada en el párrafo primero de este artículo, fue el comienzo que marcó la exigencia por parte de China de la devolución, sin enredos, de la colonia de Honk Kong a China. No había términos medios y la clausula de «a perpetuidad» pasó a tener fecha de caducidad para la China comunista y esta fecha fue la culminación de los 99 años de arrendamiento que contempla el Tratado de 1898 (Convenio para la Extensión de Hong Kong) para los «Nuevos Territorios», en cuyo concepto de tiempo de gobierno de China consideró que procedía incluir toda la colonia, tanto lo contemplado en el Tratado de 1842 (derechos a perpetuidad), el de 1860 (derechos a perpetuidad) y el de 1898 (arrendamiento de los «Nuevos Territorios» por 99 años), ya que dichos Tratados habían sido calificados, ya en su tiempo, como «Tratados Desiguales». El León británico no consideró prudente el enfrentarse por la fuerza al Dragón nuclear chino para hacer prevalecer sus derechos sobre la colonia y asumió su retirada con pragmatismo.
Ahora cabe preguntarse: ¿por qué Gran Bretaña no se limitó a ceder a la China comunista los «Nuevos Territorios» sujetos a un arrendamiento de 99 años, según contemplaba el Tratado de 1898, y se reservó su dominio sobre Hong Kong y demás territorios contemplados en los Tratados de 1842 y 1860 que eran para un disfrute «en perpetuidad», eterno, según dichos Tratados? ¿No cabía en este caso el hacer uso de la fuerza, llegado el caso, como lo fue en el caso de la guerra desatada por la Argentina con la imprudente ocupación de las Malvinas en 1982 en el que Gran Bretaña no dudó en mandar su «Task Force» para hacer prevalecer sus derechos de dominio sobre dichas islas? ¿No cabía repetir en las aguas de Hong Kong la ‘gesta’ de las Malvinas en cuya guerra la marina británica no dudó en hundir el 2 de mayo de 1982 el crucero instructor de cadetes «General Belgrano», navío escuela argentino con 1093 guardiamarinas a bordo [de los que murieron 323] botado en Nueva York en 1938, verdadera pieza de museo, por el submarino nuclear «HMS Conqueror», botado en 1971, cuando se encontraba, según lo publicado, fuera del área marcada como zona de guerra, por tanto zona de exclusión establecida por el propio gobierno de Gran Bretaña? (A continuación imagen con indicación del área de guerra marcado por Gran Bretaña)
Buenas preguntas para el Almirantazgo británico que tienen, no obstante, respuestas de primer curso de ESO: China es una potencia nuclear de primer orden y estaba determinada a expulsar a los británicos de Hong Kong cuya presencia se debía a uno de los numerosos vergonzosos tratados, los llamados «Tratados Desiguales», que fueron impuestos a la China de la dinastía Qing por las avasalladoras potencias Europeas, también por el Japón y EE.UU., en aras de una superioridad armamentística que apabulló en el campo de batalla, tierra y mar, a los ejércitos del gobierno Qing.
¿Y qué tiene que ver toda esta historia con Gibraltar, se preguntará, tal vez, el lector? Sí, tiene que ver con Gibraltar y, además, mucho que ver con la, hasta ahora, insoluble cuestión de la devolución de la colonia de Gibraltar a España y es comparable a la situación de China cuando exige a Gran Bretaña la devolución de la colonia de Hong Kong. China, una potencia de primerísimo orden en lo militar y en lo económico, ejército dotado de armamento nuclear donde los haya, y una inequívoca y resoluta decisión de enderezar los entuertos históricos y desmanes coloniales de 1842, 1860 y 1898. no dejó a Gran Bretaña más salida que olvidarse de «la perpetuidad» de sus derechos sobre Honk Kong y territorios e islas aledaños, coger carretera y manta, además del león británico de Hong Kong, y enfilar hacia la Madre Patria, poniendo punto y final a su imperio colonial en suelo de china. Gran Bretaña no estimó necesario el promover un plebiscito a «lo gibraltareño» de la población de Honk Kong para determinar si querían seguir bajo la bandera del león británico, la del dragón chino o simplemente independientes y soberanos.
El primero de julio de 1997 la colonia de Hong Kong, en su totalidad, fue restituida a China. A los años de gloria del colonialismo británico sólo le quedan las Malvinas en algún lugar en los confines del mundo y el Peñón de Gibraltar en Europa, en España, una nación que comparte con Gran Bretaña silla en la mesa de la Comunidad Europea y en la OTAN para vergüenza de todas las naciones que conforman tanto la UE como la OTAN.
LA OTAN
En lo que a España se refiere, que no ha escatimado esfuerzos a lo largo de 300 años para que la propiedad de la colonia de Gibraltar fuese devuelta al resto del territorio español, no ha visto sus esfuerzos coronados por el éxito, en gran medida porque a partir de la batalla de Trafalgar la hegemonía marítima de Gran Bretaña ha sido constante sino que, también, nunca han faltado intereses bastardos, e incluso traiciones, que han mantenido la presencia británica en Gibraltar inamovible. España, con la toga de falso pacifismo cobarde que caracteriza a una determinada clase política española que vería con sumo agrado un desarme casi absoluto de nuestras Fuerzas Armadas, firmó el «Tratado de NO Proliferación Nuclear (NPT) de 1 de julio de 1968». y alejó con ello, tal vez «a perpetuidad», la recuperación de la propiedad de Gibraltar.
Como hemos visto en la devolución de la colonia de Hong Kong a China y, en contra partida, la defensa de los derechos británicos sobre las Malvinas con la Argentina, Gran Bretaña sólo se doblega ante la ‘persuasión’ de la fuerza -caso de China- y, por otro lado, impone sus supuestos derechos a un socio en la defensa de Occidente, como es España, cuando el desequilibrio de fuerza así se lo permite, cosa que estamos viviendo un día sí y el otro también en las aguas españolas que circundan el Peñón y la permanente chulería provocadora del alcalde de la colonia, sin que corresponda obviar la mención de las visitas ‘casuales’ de submarinos nucleares británicos a Gibraltar como recordatorio -incluso con graves procesos de avería en los reactores como fue el caso del «HMS Tireless» en el 2000 que permaneció un año en reparación en Gibraltar- de la ‘gesta’ de tales máquinas sofisticadas de destrucción en la ya citada guerra de las Malvinas.
Relaciono a continuación las cinco naciones que ya eran potencias con armamento atómico en la fecha de la firma del tratado de no proliferación nuclear y a las que se les permite en el Tratado la posesión de armamento nuclear:
Estados Unidos de América ……(firmó el Tratado en 1968)
Gran Bretaña ………….. (firmó el Tratado en 1968)
Francia ……………….. (firmó el Tratado en 1992)
Unión Soviética [sustituida actualmente por Rusia](firmó el Tratado en 1968)
República Popular China…. (firmó el Tratado en 1992)
Esperemos que algún día no muy lejano, en aras de la fuerza de la razón y la dignidad de nuestros socios en la UE y en la OTAN y no en aras de la razón de la fuerza como ha caracterizado la presencia británica durante 300 años en Gibraltar, veamos al mono de Gibraltar coger carretera y manta y enfilar camino de su ‘Madre Patria’, como ha hecho su homólogo león de Honk Kong, sin que para ello sea preciso que España tenga que sentarse a la mesa del «Club Nuclear de Los Cinco» como ha sido el caso en la devolución de los territorios de la colonia de Honk Kong a sus orígenes, es decir, a China.
Las Palmas de Gran Canaria, 12 de junio de 2014